La ciudad del mármol, los hombres
guapos, togas y musas; reino de la filosofía, la arquitectura y los Dioses
poderosos, verdugos y sabios. Grecia antigua era “perfecta” tanto sus
ciudadanos como los templos y todo lo que desarrollaron siendo de estos no solo
una creación sino un estudio minucioso que concluyó en una obra de arte. Fueron
los pioneros en cuidar la proporción humana para la construcción de mobiliario,
quienes realmente le dieron el verdadero sentido del confort quizá llegando
hasta la exageración, le caracteriza ese sentido de acoger la figura humana,
como una bienvenida a las posaderas para la disposición total del cuerpo.
Algunas características de cómo
eran sus habitantes dentro de la colonia: sus ventas principales eran aceite,
vino y cerámica. Los templos fueron dedicados a Atenea (la Diosa de la
sabiduría), y la vida pública y privada era al aire libre. En cuanto a cultura se puede decir que la
mayoría de ellos eran personas sumamente refinadas, lo describía su forma de
comer al reclinarse sobre un mueble, incluso la misma elaboración para estos,
monumentos, esculturas entre otros artefactos eran producidos con materiales
sumamente finos, tales como: láminas de metales preciosos como el bronce
(gracias a los saqueos de Micenas), el hierro, marfil, maderas finas como
acacia, almendra, higo, sauces, álamos, cedro, ciprés, fresno, haya, tejo y
olmo; maderas que al mismo tiempo fueron utilizados también por los romanos. Hacían
trenzados en fibra, ocupaban listones en los respaldos de las camas, aplicaban
la técnica de torneado para las patas de las sillas, mesas y camas de forma
cóncavas y convexas. Un dato curioso con el que ellos aprendieron a curvar la
madera fue gracias a la conquista de los egipcios al igual que ciertos detalle
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